martes, 3 de noviembre de 2009

Friedrich Nietzsche, bajo la mirada de Edvard Munch
CINCO PROPOSICIONES SOBRE NIETZSCHE.


1. El primer hombre, según Zaratustra. – Hay que colocar en el pórtico de entrada a la Historia Universal una inscripción que diga: Incipit tragoedia.

2. Gran Estilo. – La exigencia nietzscheana del gran estilo no radica, aún cuando lo subraya a menudo el autor, en una resurrección modélica del clasicismo, la predilección por las formas arquitectónicas y, menos aún como lo vociferaban las instituciones del Reich hitleriano, en el rescate del la lengua pura del Volk (aquí cabe el chiste anticipado de Nietzsche: lengua pura en el “tonto-puro” - Parsifal): se trataría de hacer audibles las voces de la escritura. Su discípulo distanciado, y por ello fiel, Theodor Adorno lo expresaría en estos términos; simplemente pensar con los oídos.

3. Donde habría que ser herejes. – Como se sabe, Nietzsche y su filosofía jamás pactaron con el ambiente sociocultural de su época. En ese sentido, no otorgaba concesiones de ningún género hacia sus contemporáneos lectores: la suya es, verdaderamente hablando, una música del porvenir. Quien se precie a sí mismo como nietzscheano corre el riesgo muchas veces de representar el patético rol del mono zaratústrico, contentado en manosear sus textos a la espera que los otros le concedan el título de profundo. Nuestra aceptación hacia Nietzsche es más sincera, y por ello sabe desesperar, lo cual no significa eludir cierta contradicción estética presente en su proyecto. En su polémica contra Wagner, depositó sus esperanzas musicales en el almibarado arte del mediterráneo, confundiendo la danza de Zaratustra con la opereta italiana en boga. El sí afirmativo que oponía al decadentismo del nihilista, se traduciría así en el modernismo cómodo y tonal de la burguesía. Por este motivo, dudamos que el portentoso Dionisio de orejas cortas se satisfacía plenamente escuchando arias de Offenbach.

4. Paráfrasis. – No existen hechos ontológicos, sino una interpretación ontológica de hechos.

5. Auto da fe. – Repitamos, con todas nuestras fuerzas, esta enseñanza netamente nietzscheana: la fidelidad que hemos de asumir como filósofos no está vuelta hacia la filosofía, sino hacia nosotros mismos.
La F. eN.

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